Nunca se conocieron

Él lloraba, pero nadie lo veía. Caminaba bajo una lluvia plateada, fría y despiadada que no estaba ahí.
Ella lloraba, pero nadie la veía. Sentada en su bella cama con detalles rosados dentro de su habitación delicadamente decorada.
Jamás se encontrarían, él necesitaba una mujer, amiga o amante ya daba igual, necesitaba la presión de un cuerpo suave y perfumado y ella, el contacto firme de un hombre, amigo o amante, que la hiciera sentir segura y hermosa.
Pero jamás se encontrarían.
Ella vivía en una casa amplia en un bello barrio europeo, elegante y romántico mientras que él merodeaba por las cálidas calles de Latinoamérica llena de bullicio y alegría. Pero esa noche ni el romanticismo ni la bulla entraban a ese par de almas.
Nunca se habían visto, ni se verían tampoco y, sin embargo, se conocían desde toda la vida.
Jamás se conocieron y nunca lo harían… pero esa noche, ambos se fueron a dormir pensando en el otro.